Es fácil entender por qué la tercerización laboral, -también llamada “outsourcing”-, es hoy en día uno de los sistemas de gestión de talento humano más utilizados en el mundo. “Desprenderse” de ciertos procesos y delegarlos en un tercero es una excelente estrategia para promover el ahorro de recursos que pueden destinarse a profundizar las competencias reales de una empresa. Esto traduce en mayor competitividad y una mejora en la calidad de servicios, además de muchas otras ventajas que evaluaremos a continuación.
Mientras que las estructuras más tradicionales optaban antaño por concentrar en una sola planta todas las áreas, en la actualidad las firmas más modernas no dudan en externalizar varias tareas. A continuación, te explicaremos las claves y beneficios de este fenómeno. Pero antes, para hablar el mismo idioma, definamos el concepto
La tercerización laboral no es ni más ni menos que externalizar ciertos procesos productivos que normalmente se realizarían dentro de una empresa, en manos de un proveedor experto. A la hora de hablar de recursos humanos específicamente (una de las áreas más requeridas), se pueden encontrar tres tipos de externalización:
– Tercerización de un solo proceso repetitivo y de gran volúmen, como verificar los antecedentes del personal, por ejemplo. A esto se le llama “servicios diferenciados”.
– Servicios combinados. Es decir, la contratación de uno o más procesos.
– Subcontratación integral: implica la transferencia de múltiples actividades vinculadas con la administración de los recursos humanos, como la búsqueda de nuevos talentos, la administración de legajos y sueldos, la gestión del sistema de información, etc.
Además de los recursos humanos, se pueden externalizar muchísimos otros procesos, como el área de back office, contabilidad, atención al cliente, áreas tecnológicas, equipos comerciales, marketing y comunicación, etc. Como verás, las opciones son más que amplias y se ajustan a las necesidades de cada empresa.
La tercerización laboral se caracteriza por un dinamismo a tono con un mercado más competitivo y pujante que nunca, en el marco de un mundo globalizado y complejo. Sus ventajas ofrecen un diferencial difícil de superar y sin dudas, se trata de una alternativa más que tentadora y eficiente. Aquí te contamos cuáles los puntos destacados de esta alternativa:
– Al externalizar aquellos procesos que no hacen al “corazón” de una empresa, la misma puede dedicar mucho más tiempo y recursos en acentuar todo su valor agregado. De esta forma, focaliza el 100% sus energías en lograr una mayor productividad y mejorar su llegada al público. Esto se traduce en un negocio más rentable y competitivo.
– Al mismo tiempo, la tercerización conlleva un ahorro importante, ya que la empresa no tiene que destinar una sección de su planta para suplir departamentos como RRHH, contabilidad, etc.
– Por otro lado, los proveedores de servicios se caracterizan por especializarse en un sector específico, lo cual los convierte en expertos en su área. Siguiendo esta lógica, ¿por qué el CEO de una compañía tiene que seleccionar al personal y encargarse él mismo de las búsquedas? Sin dudas, es mucho más efectivo que una empresa dedicada en un 100% a este proceso se encargue de ello. Estas agencias se perfeccionan constantemente para brindar un servicio diferencial que a su vez las destaque por sobre otros competidores. De esta forma, ambas firmas se convierten en aliados estratégicos donde las dos partes se benefician.
En conclusión: optar por una empresa de outsourcing es confiar aquellos procesos que no hacen a las competencias de una empresa en profesionales idóneos para llevar a cabo esas tareas. Sin dudas, una estrategia inteligente y eficaz para hacerle frente a los múltiples desafíos del mercado actual.
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